La popularidad de las unidades de estado sólido (SSD) continúa aumentando especialmente como solución para el almacenamiento de datos empresariales. Los beneficios que brinda este tipo de unidades son impresionantes desde la perspectiva de la durabilidad y la capacidad, sin embargo frecuentemente se obvian detalles relacionados con la pérdida y recuperación de datos. Por ejemplo, una de las principales ventajas que hace que los usuarios adquieran una unidad SDD es que comparada con las unidades de disco duro tradicionales (llamadas HDD) son muy robustas y menos susceptibles a los fallos y daños, pero es importante recordar que aunque los datos estén bien protegidos eso no significa que no se puedan perder.
Al plantearse qué tipo de unidad de almacenamiento elegir, las compañías deberían estar atentas a cómo esta elección puede afectar a la facilidad de recuperar datos en caso de que algo le suceda a la unidad o a los datos ubicados en la copia de seguridad. Entender este principio requiere una mirada más profunda sobre cómo los datos de una matriz o conjunto RAID, del acrónimo inglés Redundant Array of Independent Disks (conjunto redundante de discos independientes) pasan a una unidad de almacenamiento.
La tecnología RAID puede almacenar los mismos datos en varios discos para mejorar el rendimiento del almacenamiento. En los discos de estado sólido los datos pasan por diferentes y complejos niveles de control. Cuando los datos alcanzan la unidad de destino individual, lo hacen a través de un controlador llamado wear-leveling (distribución de desgaste), este controlador decide en qué chip NAND y en qué bloque dentro de ese chip se escriben electrónicamente los datos. La ubicación de los datos en los chips NAND cambia constantemente con el fin de evitar el desgaste en los mismos.
En el caso de discos mecánicos, los datos pasan del controlador RAID a un disco individual y se escriben magnéticamente en las unidades de almacenamiento como marcas (impulsos magnéticos o bits) sobre una superficie. Los datos se pueden leer al acceder a esta superficie si se vuelve a la misma ubicación donde estaban estos bits y se lee la orientación magnética de los bits allí almacenados. Sabiendo dónde se almacenan los datos, es mucho más sencillo realizar una recuperación cuando es necesario, mientras que con una unidad SSD es difícil saber dónde están situados los datos debido a que la ubicación del chip NAND de destino cambia continuamente.
La tecnología SSD es reciente y muy pocas personas han aprendido lo suficiente como para navegar de forma experta por las capas RAID y SSD y encontrar datos concretos cuando se ha producido en fallo. Antes de elegir una unidad sólida en lugar de un disco duro tradicional, es importante tener en cuenta el impacto que puede tener este tipo de tecnología en casos de pérdida de datos y en su posterior recuperación.