A lo largo de los muchos años que llevo trabajando en una sala limpia me he familiarizado bastante con los discos duros y con todas las ventajas e inconvenientes que pueden presentar. Por lo general y usados correctamente, los discos duros suelen ser un medio muy resistente y una pieza tecnológica a la que confío el almacenamiento de mis archivos personales. Sin embargo, sé que a los datos buenos pueden ocurrirles cosas malas: he visto a estos dispositivos sufrir innumerables daños y fallos desencadenantes de pérdidas de datos.
En este post analizaré los problemas físicos de los discos duros (HDD), ya que difieren completamente de los problemas que afectan a otras alternativas disponibles en el mercado, como los discos de estado sólido (SSD).
Vayamos a lo físico
Una de las pérdidas de datos físicos más comunes se produce a nivel de la cubierta principal, donde está ubicado el mecanismo de lectura y escritura. Esta es la sección más importante del disco, ya que no solo es la que se mueve más rápido sino también la más delicada.
Afortunadamente, una de las partes por las que no debemos preocuparnos demasiado hoy en día es el eje. A juzgar por lo que veo llegar a nuestra sala limpia, diría que los fabricantes han ido introduciendo mejoras continuas en esta sección, por lo que el número de fallos en esta parte específica del disco ha disminuido cada vez más en los últimos años.
Por desgracia, son los delicados cabezales los que continúan expuestos a riesgos. El control deslizante del cabezal se mueve sobre el plato a una distancia mínima (inferior al grosor de un cabello), donde registra continuamente los datos que se van creando. Cada vez que el disco duro sufre un golpe, una caída, un movimiento brusco, etc., esto puede originar daños en el plato, y, por consiguiente, en los datos. Si esto ocurre, lo que sigue es lo que se conoce comúnmente como rotura (un arañazo físico en el plato que afecta al acceso a los datos).
¡Es electrizante!
Los discos duros también pueden sufrir fallos electrónicos. Los picos del voltaje principal pueden transferirse a los medios magnéticos de los platos mediante la placa de circuito impreso (PCB), y de ahí a los cabezales y causar daños magnéticos (también conocidos como daños en los medios).
¿Un chapuzón?
Otro tipo habitual de daños son los daños por agua. Los HDD disponen de un orificio de ventilación con un filtro que es necesario para igualar la presión interna y la presión externa del disco. Lo cual significa que, si un disco duro se sumerge en agua unos segundos, habitualmente esto no supone grandes problemas. No obstante, si el disco está sumergido más tiempo el agua puede filtrarse al HDD porque este no viene totalmente sellado de fábrica.
Disk-o inferno
Otra de las causas habituales de los fallos físicos es el fuego. Mientras que una exposición breve a temperaturas de 100 °C podría no causar daños mayores, lo más probable es que una exposición más duradera a 200 °C provoque ciertos daños en los datos. Las exposiciones a 300 °C o más pueden desoldar las conexiones electrónicas, y, dado que los HDD y los platos están hechos de aluminio, pueden deformarse.
Un problema añadido de los daños por fuego que suele pasarse por alto es que los bomberos utilizan agua para extinguir el fuego, lo cual no solo provoca daños por agua en el disco duro sino que también puede causarle más deformaciones y propagar los daños.
¿Game Over?
¿Pueden recuperarse entonces los datos si se produce cualquiera de estos daños? Por suerte, sí, aunque necesitarás la ayuda de un experto que sepa cómo recuperar los datos para no arriesgarte a sufrir más daños, quizá irreparables.
Existen muchos factores que pueden influir en las posibilidades de recuperación, como por ejemplo la magnitud o la gravedad de la rotura. En ocasiones son los propios componentes electrónicos los que están dañados, pero una vez reparados es posible que el disco duro se encuentre aún en una condición lo suficientemente buena como para permitir su recuperación. La duración de la exposición (al fuego o al agua) también puede constituir un factor clave. En cuanto a los casos de daños por fuego con los que he trabajado en la sala limpia, diría que alrededor de un 80 % son recuperables. Solo muestran daños por humo, lo cual, si utilizo las herramientas adecuadas, no me supone un obstáculo para la extracción de los datos.
Un apunte a tener en cuenta es que los ordenadores portátiles y los ordenadores de sobremesa tienden a estar más protegidos ante daños externos, ya que la carcasa impide el acceso de los agentes externos al disco duro, lo que aumenta las probabilidades de supervivencia de los datos.
Entonces ¿qué es lo normal?
Los discos duros en ejecución no deberían emitir apenas ruidos. Cualquier ruido inusual, como chasquidos, silbidos o sonidos de rasguños, es un signo inequívoco de daños en el disco. En esos casos deberás dejar de usarlo inmediatamente para evitar mayores pérdidas de datos.
El resquicio de esperanza
No todo es tristeza y melancolía en el país de los discos duros. Según la gran cantidad discos que llegan a mis manos en la sala limpia, mi opinión personal es que la fabricación de los HDD presenta cada vez más mejoras, ya que cada vez se observan menos roturas en ellos.
Si bien la posibilidad de un fallo es inevitable, creo que los HDD son actualmente tan fiables como cualquier otro medio del mercado y siguen siendo una buena opción para las necesidades de almacenamiento. ¿Estás de acuerdo? ¿No? Deja tu comentario. Me encantaría conocer tu opinión.