Si pensamos en la computación en la nube, lo primero que imaginamos normalmente es una aplicación reconocida como Google Drive, Dropbox o iCloud, aunque existen muchos otros aspectos relacionados.
Primero debemos comprender qué es exactamente la computación en la nube. En pocas palabras, la computación en la nube se refiere a almacenar y recuperar tus datos personales (o corporativos) desde tu propia pequeña parcela en Internet. No se almacena ningún dato en tu disco duro local y es posible acceder a ellos desde cualquier ubicación, dispositivo u horario.
Si lo anterior suena un poco descabellado, piensa en el servicio de correo electrónico que utilizas, por ejemplo, Gmail, Yahoo, Hotmail. Ninguno de los correos que envías y recibes ocupa espacio en tu disco rígido local, sino que están almacenados en los servidores del proveedor de correo electrónico, lo que conforma una forma de computación en la nube.
Además, recuerda que también puedes ingresar y acceder a tus correos electrónicos desde cualquier PC, portátil o smartphone. Esto es sólo posible en la nube.
Sin embargo, no todo el mundo entiende que, a pesar de estar alojados en la “nube”, los datos deben estar alojados físicamente en algún dispositivo. Sin importar si lo realizan mediante almacenamiento tradicional en disco rígido o flash, las compañías que ofrecen este servicio deben dedicar inmensos servidores al almacenamiento de los datos. Con frecuencia se denomina a estos lugares “granjas de servidores” y son básicamente vastos depósitos llenos de servidores que funcionan ininterrumpidamente.
Esto genera distintas preguntas: ¿En dónde están almacenados realmente mis datos? ¿Quién tiene acceso a mis datos? ¿Están seguros mis datos?
¿En dónde están almacenados realmente mis datos?
En términos de dónde están almacenados tus datos, podemos decir con cierta seguridad que no lo sabrás a menos que investigues un poco. El proveedor puede tener sede en Estados Unidos (por ejemplo), pero sus servidores pueden estar en China, Reino Unido o cualquier otro lugar del mundo. Muchas compañías tercerizan sus granjas de servidores a ubicaciones satélite para reducir costos. Por ende, resulta muy difícil determinar en dónde están realmente tus datos, y el proveedor de servicio de nube tal vez no divulgue esto.
¿Quién tiene acceso a mis datos?
Otro aspecto a tener en cuenta es quién tiene acceso a tus datos. Las compañías de buena reputación ofrecen sistemas de seguridad probados y confiables para garantizar que solamente tú tengas acceso a tus datos. Existen algunas compañías sin respaldo que ofrecen la misma cantidad de almacenamiento y funcionalidades y resultará una decisión importante confiar en ellas o no. Además, siempre debes investigar cuáles son las salvaguardas implementadas para proteger a tus datos y que siempre estén disponibles. Los proveedores de almacenamiento en la nube de mejor reputación alojarán distintas copias de tus datos en distintos servidores para garantizar que, en caso de que ocurra una catástrofe, tus archivos estén a salvo. Esto no significa que tus datos siempre estarán 100% protegidos: los desastres naturales, incendios y daños maliciosos (por ejemplo) son eventos para los cuales podemos estar preparados, aunque no siempre será posible evitarlos.
Recuerda…
Lo principal es recordar que, a pesar de que tus datos no están almacenados físicamente en tu disco duro local, están almacenados en algún lugar y, teniendo esto en cuenta, siguen siendo susceptibles a las mismas fallas y problemas que los del disco rígido de tu PC o portátil. Los servidores no son infalibles, los dispositivos de almacenamiento pueden fallar, las multinacionales pueden recibir ataques de hackers, es posible que los datos se borren de un servidor con tanta facilidad como en tu computadora, por lo que debes evaluar detenidamente si deseas almacenar todos tus archivos importantes y confidenciales en la nube.